sábado, 19 de mayo de 2007

Instantes Absolutos

¿Qué se puede sentir en un determinado momento en particular?

¿Qué otra cosa hay, aparte de un determinado momento en particular?

Creo que no somos nada, más allá del recíproco convencimiento de que hay algo de sentido en experimentar alguna sensación en un instante dado. Y como ese instante enunciado es -por definición- algo del pasado, una evocación, presiento que son solamente huellas en la arena de la playa, los segundos que ponemos a las horas del día. La historia, una desafiante ola que invariablemente acude a desdibujarlas con pasmoso devenir.

El “somos” es una de las bromas más extrañas que nos juega nuestra propia existencia. ¿Quiénes, “somos”?... Hasta la fonética de la palabra resulta hueca, rara, en español. El “somos” da por entendido un “soy”, pero también un “no soy el único” y un “sé que no soy el único”. ¡Y en verdad esas son las afirmaciones más relativas que conozco!

Concluyo con dos reflexiones no menos arbitrarias que todo lo antedicho: primero, que el “somos” y todo el cosmos que esa palabra trae consigo, son dialectos de mi imaginación, que me sirven para poco más que pasar el rato; segundo, que todo instante es lo único y absoluto.

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