sábado, 19 de mayo de 2007

Preludio de la locura (una tarde de febrero, 20)

Hoy es febrero,
de un año que todavía no debería haber llegado.
Hoy es febrero,
en un mundo de fantasía que no debería encontrarme así.

Estuve al pie de una máquina,
y al tiro del cañón ahora me encuentro,
a punto de perder
mi pulso actual.

Anoche pude ver el día de hoy;
y hoy que lo viví
no sé cuál de las dos visiones
fue un error.

Con tantos caminos por seguir,
locura sería saber a dónde ir.
En este mar de tempestades van mis velas
con parches de vacío entre sus telas.

El viento que no puedo aprovechar,
las lunas que me pierdo de mirar…

Estoy entre una agenda loca,
que exige sin cesar,
sus cosas imposibles de alcanzar.
Estoy entre esa agenda y otras dos…
Estoy entre esa agenda y la locura,
que empieza a anticipar su claridad.

El tiempo que no dejo de mirar,
es el que nos permite subsistir.

Instantes Absolutos

¿Qué se puede sentir en un determinado momento en particular?

¿Qué otra cosa hay, aparte de un determinado momento en particular?

Creo que no somos nada, más allá del recíproco convencimiento de que hay algo de sentido en experimentar alguna sensación en un instante dado. Y como ese instante enunciado es -por definición- algo del pasado, una evocación, presiento que son solamente huellas en la arena de la playa, los segundos que ponemos a las horas del día. La historia, una desafiante ola que invariablemente acude a desdibujarlas con pasmoso devenir.

El “somos” es una de las bromas más extrañas que nos juega nuestra propia existencia. ¿Quiénes, “somos”?... Hasta la fonética de la palabra resulta hueca, rara, en español. El “somos” da por entendido un “soy”, pero también un “no soy el único” y un “sé que no soy el único”. ¡Y en verdad esas son las afirmaciones más relativas que conozco!

Concluyo con dos reflexiones no menos arbitrarias que todo lo antedicho: primero, que el “somos” y todo el cosmos que esa palabra trae consigo, son dialectos de mi imaginación, que me sirven para poco más que pasar el rato; segundo, que todo instante es lo único y absoluto.